jesus alberto porras

Cuando ya no somos dos

 

 

 

Si un lucero despierta en la mañana,

nuestro amor se enciende como hoguera,

y en su llama arde la piel,

sedienta de tu boca.

 

Si una estrella fugaz desgarra la noche,

su fulgor nos envuelve en silencio,

nuestros cuerpos se buscan, se disuelven,

y dejan de ser dos:

son un solo universo.

 

Nos ata la raíz de la entrega,

nos consume la savia de la pasión,

nos vuelve eternidad el instante.

 

Soy tuyo como la sombra es de la tierra,

y tú eres mía

como la marea del mar en la luna.

 

¿Cómo estás, amor?

Te extraño en cada respiro,

te pienso en el alba,

te nombro en la noche,

y hasta en mis sueños

tu ausencia me abraza.