Enciendo el fuego buscando calor
Pues mis versos ya no me dan amor,
He cacheteado tanto sus metáforas
Hasta el punto de dolerme la mano.
¡Quémate! Ebria poesía, sutil prostituta
Arde como la diabla astuta
Donde en luciferinas noches,
Ahogo a una ella, ajena.
Segundo tras segundo, poema tras poema siguen cayendo
Minuto tras minuto, el poeta sigue muriendo
Se pudre Vallejo, se pudre Darío
Suicido infernal del poeta maldito.
No soy el poeta que esperan que sea,
Soy la gárgola nocturna de la derecha;
La cruz invertida para ateos y zurdos;
Ángel caído que ama a María, su madre.
Mientras sigo en el circulo vicioso
Como Goya arcano que espera con opio en mano
Mientras juega naipes y tienta al azar.
Ego sum qui sum, y no me arrepiento
Vade retro satanás, ya no me des mas tormento
Sunt Mala Quae Libas. Ipse Venena Bibas.
Prendo la hoguera y nace, quien debía morir,
Dioses paganos, celosos, contemplan mi existencia
Me exilian al olvido, censuran mi palabra
Y excomulgan mi alma, por buscar redención.
Mañana, fantasmas leerán estas cenizas
Juzgaran de anticristo, esquizofrénico
y cambiaran el sentido a mi palabra
mientras se queman mis metáforas
y se ahorcan mis rimas.
No intenten imitar, si no son caídos redimidos
No intenten rezar, si nunca pisaron caca
No intenten componer si nunca vomitaron un pájaro muerto
Porque de cierto os, creed en el enviado y en su palabra.
Pero no se trata de gustarte a ti, no se trata de satisfacerte
Pobre imbécil infeliz, imitación del pecado
Pues no soy el gigoló encadenado al que has amado
De verdad os digo, la muerte es bella y el pecado dulce
La izquierda apesta por eso cristo se sienta a la derecha.
Pero, aunque queme la poesía
y sus cenizas esparza,
Ella seguirá ahí, mas fuerte
Mas bella, más pura y renovada.
Porque sin matrimonio me he casado,
Sin noche de bodas, Todo está consumado,
Hasta este poema que al final ha llegado.