Éramos dos almas cruzando caminos,
desconocidos bajo el mismo destino.
De a poco, la vida, con hilos sutiles,
tejió entre nosotros lazos invisibles.
Primero palabras, miradas, sonrisas,
luego amistad con profundas raíces.
Y un día sin aviso, con dulce sorpresa,
tu mano tomó la mía con firmeza.
Desde el doce de abril, todo cambió,
ya no soy yo sin ti, ni tú sin yo.
En la distancia no hay barreras ni muros,
porque nuestro amor es fuerte y seguro.
Yo te amo entero, sin medida ni juicio,
con cada gesto, con cada sacrificio.
Veo tu esfuerzo, tu entrega, tu amor,
y me siento afortunada por tu calor.
Cubres mis miedos, mis dudas, mi piel,
sanando heridas que el tiempo dejó en él.
No huyes de mis sombras ni mi pasado,
te quedas, me abrazas… y todo ha cambiado.
Porque tú estás, incluso en la ausencia,
llenándome el alma con tu presencia.
No importa cuántos kilómetros haya,
tu amor me alcanza, me envuelve, me calla.
Y sé que este amor no tiene final,
que no hay tormenta que lo pueda quebrar.
Aferrada a ti, más fuerte cada día,
soy tuya en la calma, en la lucha, en la vida.
Jamás dejaré de amarte, lo juro,
mi corazón contigo es libre y seguro.
Gracias por ser tú, sin pedir razones…
mi refugio, mi todo, entre corazones.