𝑀𝒶𝓋𝓎❤️

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐮𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐲 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐟é ☕

Todavía me sorprendo llorando,
como quien busca en los escombros
el rastro de una casa incendiada.
Te nombro en silencio
y me pregunto qué hubiera sido de mí si tus brazos hubiesen aprendido
la ceremonia del abrazo,
si tus labios hubiesen conocido
el humilde oficio del beso.

Pero tu amor fue un espejismo:
una promesa sin cuerpo,
una palabra sin raíz,
un silencio interminable
que me condenó a la sed.
De ti solo tuve la soledad,
herméticamente cerrada,
como una puerta clausurada
en mitad de la tormenta.

Entonces, como un respiro inesperado, aparece alguien distinto.
Su voz cae sobre mí con la dulzura de la lluvia primera, y sus oídos, pacientes, me recogen entera,
con mis lágrimas y mis recuerdos.

Me habla de un café,
de una mesa compartida
mientras los niños aprenden el mundo, y yo me descubro imaginando esas cuatro horas y media como un puerto donde el tiempo descansa, sin culpas, sin prisa, sin máscaras.

Y pienso que quizás la ternura
no estaba muerta, sino escondida en la sencillez
de una conversación que no exige,
de una compañía que no pesa.
Su presencia me recuerda
que el amor verdadero no grita,
no mendiga, no huye:
se queda, se ofrece,
se parece al calor de un café
servido en la hora justa.

Extrañarte es un hábito
que aún me lacera,
pero esta nueva cercanía me enseña
que la ternura existe,
que el afecto tiene carne y voz,
y que incluso en la fragilidad
de mi nostalgia
puede renacer la certeza:
yo merezco un abrazo que me nombre, un beso que me devuelva a la vida, y no el desierto
que tú me dejaste por herencia.

 

𝓜𝓪𝓿𝔂♥️