Corazón de Bohemio

ROSAS EN EL DESIERTO

ROSAS EN EL DESIERTO

No supieron valorar
mostraron poco interés
o quizá no comprendieron
que si alguna vez lo oyeron
no lo escucharán después.

El silencio matutino
ya reina en aquel lugar,
mucho tiempo les cantó
y nadie le valoró
el arte de su cantar.

Un gorrión de cuello rojo
se posaba en una rama,
silvestre y en libertad
les trajo felicidad
por gusto y nunca por fama.

Tal vez porque era silvestre
lo sintieron inferior,
cuando el arte no se entiende
quien juzga solo pretende
mostrarse ser superior.

Al gorrión no faltará
un alfeizar de ventana,
donde comparta su canto
cuando el sol tienda su manto
con amor cada mañana.

Nadie sabe lo que tiene
y más si lo ve pequeño,
el gorrioncillo se fue
y les digo porque sé...
que mi arte... No tiene dueño.