Estoy en los invisibles límites del pensamiento
desbordado por lo que pasa a mi alrededor,
donde solo escucho la brisa del invisible viento
donde mi alma aún busca a su historia de amor.
Estoy crucificado en la ilusión de hacer un intento
porque la vida al pasar me infundió solo temor,
la soledad me embistió como un puñal violento
y mi destino cruzó así por los caminos del dolor.
Una vida donde el aire es un veneno para respirar
donde no tengo un pasado con huellas para mirar
y, en cambio, solo tengo escasas posibilidades.
De poder cambiar, como sea este amargo presente
donde hoy solo beso a las manos de la muerte
con la tristeza que nadie ha conocido a mis verdades.