He llevado mi cuerpo por la senda vacía
de la búsqueda eterna de tus ojos, tu abismo,
ese abismo sonoro,
en múltiples colores dividido.
He llevado mi cuerpo a buscar tu belleza,
a la pena, al vacío.
Con vacías ideas, con suspiros amantes, con febril alegría,
he buscado tu oído,
y alejándote, fría, tú me dejas atado a este duro silencio.
¡Oh, si oyeras mi duro grito…!