El ala de la abeja

Subida al monte gris

 

¡Oh sedero!

me adentró en tus misterios, ya me has retado y en algunas he vencido y en otras, me has ganado.

 

Mi poco cardio, se volcó contra mí, tus piedras, me hicieron patinar, mis pantorrillas, querían salirse corriendo del dolor

 

Mis manos, ensangrentadas, por tus ramas con espinas, erguida y solemne, me desafiabas y yo que, no tengo fama de gran deportista pero sí de optimista

 

sólo dame un respiro, una sombra, una charla, déjame curar las heridas, déjame  fortalecerme, y te prometo que voy a conquistarte.