Luis de leon

EL RUIDO DE TUS ZAPATOS

Dile que me extrañas,

aunque digas lo contrario,

que tu orgullo te empuja,

que fue el enojo,

la rabia, la herida,

lo que te llevó a buscar refugio

en un amor equivocado.

 

Dile que fue un error,

que su abrazo es vacío,

que cada beso suyo

se siente prestado,

que en su pecho no encuentras

la calma que conmigo

habías guardado.

 

Regresa conmigo,

no habrá preguntas,

no habrá reproches,

seremos un secreto,

mi palabra lo jura,

nadie lo sabrá,

nadie romperá esta locura.

 

Yo sé que te escondes,

que tiemblas de dudas,

que te comes las uñas

y das mil vueltas en tu cama,

porque no es lo que soñabas,

porque el encanto se apagó

y ahora solo queda sombra.

 

Ven a mis brazos,

cuando él duerma profundo,

no escuchará el eco,

solo yo sabré

del ruido de tus zapatos

apresurados,

corriendo hacia mi pecho.

 

En tan pocos días

no puedes amarlo,

no puedes sentir

que su historia es tu historia,

si aún late en tus venas

la verdad de lo nuestro.

 

Déjale un papel,

un adiós escrito,

con letras firmes que digan:

“No te necesito.”

 

Ven, amor,

no lo justifiques,

no le des razones

que él nunca dio contigo.

Ese hombre te confunde,

te miente, te enreda,

y yo soy la certeza

que nunca se quiebra.

 

Regresa conmigo,

sé valiente esta vez,

te estaré esperando

con el corazón deshecho

pero abierto, dispuesto,

sediento de ti.

 

Y cuando escuche el ruido

de tus pasos volviendo,

mi alma sabrá

que todavía me amas,

que aún soy tu dueño,

y en mi pecho hallarás

el descanso eterno

que con él nunca tendrás.