Si decides irte, llévate mi aurora,
para que en tus ojos no amanezca más,
y no te detengas, no vuelvas a mirar
a mi corazón roto por verte marchar.
No dejes tus huellas sobre mi ventana,
ni el eco tibio de tu voz al partir,
prefiero el vacío que hiere y no engaña
a un recuerdo vivo que no pueda huir.
Si decides irte, no vuelvas de noche,
no toques mi puerta buscando perdón,
porque la nostalgia, cruel y ferozmente,
clava su aguja en mi corazón.
Yo sabré vestirme con otros abriles,
curar las heridas sin mirar atrás,
pero si te marchas no lo olvides:
llevas mi sombra, que tarde te alcanzará.
Y aunque en otra piel tu calor se derrame,
y en otro suspiro encuentres tu paz,
habrá un rincón donde mi alma te llame,
aunque mis labios no te nombren jamás.
Yasuara Melgara