En algún instante del día en mi día a día,
Me visita una huella con olor a tu nombre,
A veces llega con calma, a veces a golpes,
Me deja sin aire y me sacude el alma,
Los pasos movedizos del caminante invisible.
Te vi como el sueño donde todo lo he conseguido,
Llegaste como el todo que mi nada siempre ha querido,
Mudaste en mi gran deseo que se esconde en un suspiro,
Te fuiste llevando el alma de este cuerpo perecido,
A porrazos aprendí que el afecto suele ser mezquino.
Es mejor que no sepas la actualidad de mi sentir,
Tal vez y sigue siendo igual desde la despedida,
En estos dias pongo en juicio hasta tu existencia,
Tal vez solo eres el producto de mi vehemencia,
O la paramnesia que insiste que has de existir.
Es mejor que no sepas ni una pizca de mi existencia,
Sigue siendo tan rutinaria, trivial y predecible,
Aun así, mi piel sigue transpirando tu aroma,
Y mi mirada ocultando tu rostro en el horizonte,
Hoy no tiene valía los suspiros de un moribundo.
El tiempo nunca perdona a ninguna forma de amor,
Es más cruel con el amor no correspondido,
Será que realmente desaparece en el olvido,
A donde se va un amor tan grande que no ha florecido,
Adiós, es otro día más que de ti me despido.