Va dejando huellas por un nuevo camino
un expresidiario que hoy recobró su libertad. Sin mirar atrás, solo y callado se apresura mientras el cielo llora de felicidad.
Aunque injustamente fue condenado,
ni un solo día dejó de soñar
con valentía y coraje purgó la pena
que con severidad se le impuso pagar.
Amargos recuerdos de muchos días sin sol
donde la soledad, la tristeza y la amargura
dentro de una fría celda, silenciosa y oscura
atormentaron a un inocente y devastado corazón.
Libre como un ave que rompe el viento,
ahora vuela en la búsqueda de un mejor lugar;
ya no hay cabida para el sufrimiento
invaluable tesoro en la vida es la ¡Libertad!
Daniel Escamilla.
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