Nadir Almerco

El laberinto de lo que no conozco

Estoy perdido…

Estoy perdido en un laberinto cuyas murallas no conozco,

y en sus pasadizos no he dejado de pensar que ya no pienso.

Solo, solo con lo que he pensado.

No puedo evitar no comprender lo que siento,

pues en el sentimiento la razón ha muerto.

Laberinto apofántico, déjame ser libre, libre en mi ser.

¡Deseo ser libre!

Ya no comprendo este laberinto cuyas murallas niegan todo deseo,

pero en cada ocaso de mis pasos en estos pasillos,

el infinito que hay en mí le ruega al infinito del universo por su deseo,

cual Plotino de estética se tratara.

Estoy perdido…

Estoy perdido, pero no sé qué es lo que busco.

No sé hacia dónde me dirijo,

y, sin embargo, sigo buscando.

¿Es esto el producto de mi absurdo?

No sé quién soy, pues ya no siento que soy.