Carlos Baldelomar

+ MANERA DE QUERERTE +

Vendrán otros, lo sé,

con amores de manual

y sus protocolos rígidos,

amándote a tropezones,

sin huellas ni sitio,

con la torpeza

de los que huyen

porque la vida

apresura sus pasos.

 

Yo, en cambio,

mi torpeza fue un desvío,

un camino que se contempla,

y se bebe a sorbos lentos,

como se nos enfría un café 

y se nos enfría la tarde 

que se arrastra

cabizbaja y risueña.

 

Esa fue mi manera lenta

de quererte,

como la obstinación de un árbol

que nadie advierte

cuando deja de ser retoño.

 

Pero ya ves:

la prisa se cansa

hasta de sus propios latidos,

y la vida entonces

muestra sus llagas 

justo donde se apoya el alma.

 

Yo te tendré de luna

en mi ventana,

y vos sentirás,

en las cuencas de tu pecho,

las jornadas muertas

de un querer paciente,

un guitarra polvorienta

rendida al olvido.

 

Y al final uno entiende,

que entre tanta espera

y tanto querer

que el olvido, es solo un anciano 

que camina despacio.