Allen Andree

SURCO

Habla mi cuerpo y soy sordo

se convierten en arena mojada mis pensamientos

rescato de esa oración un pedido último

qué dijo Tolstoi de vivir en la humanidad

 

Somos discípulos de nuestro prójimo

y cuál es la justa medida de olvidarse de uno mismo

dónde están los maestros del ansiado equilibrio

dónde se acaricia la humildad

 

Oír la voz de los ancestros a través del hermano

quebrar a la persona desde la más pequeña grieta

quién busca lo invisible y a la vez tangible

lágrimas verdaderas por quien recuerda abandonos

 

Fuego presente sobre las almas que se arriesgan

los vínculos del hombre son también instrumento de liberación

el dolor cómo puede ser pasatiempo

tantos llamados para servir aquí y ahora

 

Cuánto camino falta recorrer en ese aprendizaje

donde lo absurdo se vuelve áspero y ajeno

donde el llamado divino es un canto subterráneo

cuánta sorpresa al descubrir mundos paralelos

 

Las heridas insisten

los días muestran diferentes rostros y sonrisas

hasta cuándo la palabra me será personal

hasta cuándo perderé la costumbre de masticar un sacrificio