Bajo el manto secreto de la noche,
las constelaciones despiertan sus luces,
dibujando caminos de estrellas
que me conducen a ti.
Cada astro pronuncia tu nombre,
cada lucero arde en mi pecho,
y el firmamento se convierte
en un espejo de nuestro destino.
Amarte es perderme en el cosmos,
ser viajera en tu infinito,
descubrir que en tu abrazo
hay más universo que en el cielo.
Y mientras las estrellas trazan
sus rutas eternas y lejanas,
yo descubro que mi galaxia
se reduce al brillo de tus ojos.
Porque, entre todas las constelaciones,
tú eres mi estrella eterna.