En este espacio donde el tiempo no manda,
donde los miedos se vuelven susurros,
he aprendido a confiar sin preguntas,
a esperar sin prisa, solo contigo.
He aprendido que lo verdadero
no grita,
pero permanece.
Y tú permaneces.
Yo creo en ti
como se cree en la primavera
aunque sea invierno.
Te escribo estos versos
porque no me cabes en el silencio,
porque hay palabras que nacen solas
cuando el corazón no se guarda nada.
Y si algún día dudas,
vuelve a leerme:
ahí estoy,
creciendo contigo,
amándote más
que el día anterior.