Felices cumpleaños mis queridos Rodolfo y Gaby.
El día comienza, no con un doblete, sino con sendos jonrones, que nos ponen a ganar el juego de la vida, por las albricias de los natalicios de dos seres amados.
Que cada uno en su hogar, de la mano de Dios, lo celebren con amor, alegría y fe.
Podrán estar en New Orleans y en Maracay, pero lo que no podrán evitar, es estar en nuestros corazones.
Dios los bendiga.
Los amamos.