Paranoia XI
Por tanto, comencé yo a descubrir
lo malo que en aquel se sostenía,
llamando sin saber la policía,
por algo que no supo discernir.
Después de todo el fiambre, ¡qué decir!
Me fui a buscar al hombre en plena vía;
y justo, lo encontré donde quería,
—le dije—, ven conmigo a discurrir.
El hombre no se opuso, dijo, vamos,
—tomándose dos copas de aguardiente—.
Hoy voy a conferir lo que pasamos,
un joven, un borracho y un agente.
Y así como en la iglesia, celebramos,
lo traigo acá conmigo, muy valiente.
Samuel Dixon