Nacemos todos desnudos,
crecemos también distintos
los humanos;
algunos muy concienzudos
los hay que son muy procintos,
ciudadanos.
Abundan desigualdades
los odios y la injusticia
cada día;
se niegan muchas verdades
con reiterada malicia
e ironía.
Un pobre defiende a un rico,
y el rico margina al pobre…
¡No es mentira!
Lo digo y lo ratifico
por un salario que cobre
¡Él lo admira!
En ello el salario impago
se viste de plusvalía
e injusticia.
¿Y de qué sirve el halago
del pobre al rico, decía,
Doña Alicia?
Si a todos llega la muerte,
nos vamos en el pijama
de madera.
Por buena o bien mala suerte
ya en tierra todo se llama…
¡Calavera!