Leonardo Gutierrez Berdejo

Tempestad

Tempestad

 

Leonardo Gutiérrez Berdejo

 

Cabalgan en la noche,

hasta perderse en el horizonte,

montan en agrestes corceles de fuego,

para estallar luego

en tropel indómito de furiosas lides.

 

Desbordados se extienden

desde las tierras nacientes

hasta el opulento oeste,

desde los lamentos del sur

hacia el helado norte

para perderse fieros en la nada del cielo.

 

Retumban amenazantes

latigazos encendidos,

multiplicados tantas veces

hasta sumirnos en el miedo,

fundidos en el más allá;

son cientos de soles

y cientos de oscuras noches

que, aunque airosas,

cabalgan desafiantes

con el viento a su lado

mientras caen encendidos

en el inerme suelo los soles de fuego.

 

Se estremecen los colosos,

abiertos al espacio y al viento,

unos caen derrotados

otros retan el ruido y el viento

mientras el eco centelleante

se extiende cual furia a otros cielos.

 

¿Quién detiene ese tropel nocturno,

de fuego y de truenos?

 

Impotentes solo escuchamos,

inermes nos miramos tú y yo,

cubiertos con el abrigo del miedo,

frente a ese cabalgar del trueno,

por ese cabalgar de fuego

que corre furioso

hasta la inmensidad del cielo,

mientras la noche

camina lenta,

parece detenerse

en su largo camino hacia el infinito,

en tanto que, tú y yo, nos arropamos

con la soledad de la noche

y con un abrazo de temor helado.