... Y recuerdo tu olor en mis pechos, en mis ojos,
También, en mi ombligo y en mi piel.
En ese encuentro perfecto de emoción a manojos
en el que me envuelvo en tus labios de miel.
Ligeros, suaves y selectos.
Pregunto a mi conciencia por tus momentos efímeros
cargados de esa mirada intensa de gladiador y con cordura
en los que tus besos a mi cuello fueron los primeros:
tiernos, suaves y ligeros.
Le reclamo a mi cuerpo por tu aroma
Sintiendo con mi olfato que aún soy tuya.
En noches como esta la distancia se asoma
Y aunque cese tu olor, solo diré; ¡Aleluya!
Patry.