Nací en el cemento,
no sé nada de sapos ni de culebras;
quizás yo mismo soy un sapo de ciudad,
no hago piruetas,
mi boca está cerrada,
mis labios sellados,
no me entran moscas,
si los abro es para bostezar;
es peligroso ser cocodrilo,
dicen
ninguno de los de la boca grande puede participar,
los arrestan, los someten a juicio, los encarcelan...
Los poetas que cantan, abren senderos desconocidos,
transportan a mundos imaginarios,
llenos de dolor, inauditos;
suele haber en sus voces
desesperanza, claudicación, desfiguración, tránsito
Tantas veces humillados, perseguidos, torturados,
asesinados
en medio de la nada
acribillados
Las horas pasan y yo oro,
puedo devolver el tiempo en mi imaginación,
ahí encuentro los orígenes de los sucesos
que me determinan hoy;
esa es la cuestión,
vivirse tantas veces como sea necesario,
así comprendo,
las incertidumbres,
mi fragilidad, mis vulnerabilidades
y al gran monstruo acechando