Isidora_Luna

Auld Lang Syne

Auld Lang Syne

Requiem Por un Alma Maldita - Carta IV

 

Auld Lang Syne, ¡qué hermosa canción!.
Y, mis últimas palabras para ti:
¿Deberíamos olvidar a los viejos amigos?

La pregunta flotaba en el aire,
y en mi cabeza retumbaba el sí.
En mi mente, te miré a los ojos, Hermana.
Y sé que lo sabías.
Aunque preferías fingir.

¡Fingir!

Mira qué bien aprendiste a hacerlo.
Veo que tuviste grandes maestros.

Hermana.
Mi dulce y querida Hermana.

Así que te regalé una canción aquel fin de año,
con la copa alzada,
con la sonrisa intacta,
con el eco de una despedida
que, por tus palabras nerviosas,
supongo que ya temías.

Y no me mires así.
Y no me digas que te viste obligada.
Y no me digas que no lo sabías…
Cuando te enviaron a asestarme cuatro puñaladas.

Aun así, ese fin de año...
te dediqué una canción.
Mientras fingías ignorancia,
mientras fingías no saber,
mientras jugabas a la mujer ingenua.


Pero Hermana, eso conmigo no funciona.

Bebí el vino dulce del adiós, Hermana.
Con lágrimas que caían
al danzar al ritmo de tan bella canción.


¡Auld Lang Syne!
Y entonces supe la respuesta.

¡Sí!

Debemos olvidar a los viejos amigos.
Y nunca más recordarlos.


Sí.

Un brindis vacío por ti, Hermana.
Un himno a lo que nunca fuiste.