I
En bruma y tiempo se deshace,
tu recuerdo, claro cristal;
busco en tus ojos aquel enlace
que fue puro y fue inmortal.
Me pierdo en tu mar sin borde,
navego sin rumbo ni ley,
revivo el primer acorde
donde el alma en ti hallé.
II
En tu mirada, dulce lanza,
el tiempo se hizo esperar,
y en lágrimas que el alma cansa,
la paciencia viene a hablar.
Amor guardado en la tierra,
tesoro que el sol no vio,
mi errante pecho se aferra
al fuego que nació.
III
En la espera, suspiro leve,
el abrazo es ya canción,
tu voz mi alma siempre mueve,
y dice: \"No hay más razón\".
Valió la pena el tormento,
la noche sin tu calor,
pues fue el precio del momento
donde nació el amor.
IV
Tu figura clara y serena,
cada línea es partitura,
un destino que se enajena
en la dulce hermosura.
Fuiste mía sin palabra,
antes que el verso existió,
fuiste sombra que se labra,
imagen que me halló.
V
Te doy un suspiro, mundo,
aliento en aire sutil,
que brote en ti sin segundo
mi nota del perfil.
Mi vida es un aliento,
entrega sin temor,
para que en el mismo tiempo
tú seas todo amor.
VI
En el beso que se quema,
nace eterno el cencerro,
juramento que se enhebra
en el pecho sincero.
\"No hay fin\", dice la prueba,
solo amanecer,
amor que el alma lleva
y vuelve a renacer.
VII
Quiero decir \"te amo\"
como el mar clama el sol,
como la luna llama
al triste farol.
Más que palabra, ofrezco
gratitud y verdad,
por la luz de tu esfuerzo,
por tu lealtad.
VIII
Gracias amor por el puerto,
la calma y el fervor,
por ser en mar desierto
mi faro y mi ardor.
Eres siempre mi esperanza,
mi dicha y mi razón,
mi eterno y fiel baluarte,
mi vida y canción.