No dejo ningún muerto en el armario,
no temo que otra boca me provoque,
no subo con coronas al Calvario
ni tengo torre alguna que me enroque.
No sirvo para ser un sedentario,
no vengo a rematar con el estoque,
no juego a ser tu tríptico adversario
ni hay ningún Satán a quien invoque.
Por suerte el cinturón nunca me aprieta,
me gusta el cuchareo de la olla
y no me tengo por ningún esteta.
A veces lo que escribo se me embrolla
y luego cada uno lo interpreta
como le sale de la misma mente.
Tal vez será mejor que lo concrete
con otros tres cuartetos de estrambote
y luego cada cual que lo interprete
como le salga del mismo cerebro.
Podrán interpretar lo que prefieran
los miembros más antiguos y los nuevos;
total, van a entenderlo como quieran,
que es como les salga de los ojos.
La vida ya jubila otro verano
y tiene contracciones del otoño.
Que venga el sol en paz y nazca sano,
y asome la cabeza por el Este.