Soy un hombre,
o algo así, que estaba sin nadie,
hasta que me miraste,
como le ocurrió al caballero andante...
Hay que joderse,
que como al mismo Dios te esperé,
y me vienes como mujer.
No quedan fantasmas para mi rescate...
No hay quien me salve,
esto es como un sarcasmo de la mala suerte,
que en la baraja se corresponde,
con la sota de bastos emergida fortuitamente...
Y ahora pienso en el que inventó mi suerte,
que me besa y sale sangre.
No hay abracadabra que esto cambie,
ni aunque te estrangule...