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la soledad

 la soledad

 

 

Ella es… pura realidad.
 Al estar en su compañía
 te das cuenta de quién eres de verdad.
 Estás sentado en la ventana,
 callado, encorvado o acostado;
 te vigila sin cesar.
 Es omnipresente, callada,
 como un beso ausente en la oscuridad.
 Un ring suena…
 y se desvanece de repente.
 Fue falsa alarma, y regresa
 para alojarse en tu mente.
 De sueños rotos se alimenta,
 de bestiales no-encuentros se acompleja,
 de infortunios distantes va y vuela.
Sin ella, sinceramente,
 eres como una casa sin tejas,
 o un grillo sin sus antenas.
 De la Grecia remota hay ecos
 de algunos necios
 que supieron tejer sus sedas.
 Y de estos tiempos,
 son pocos los que con ella
 se desvelan.