Se fue desplegando, con una suerte de vuelo, «con suerte y vuelo», pensaba en su cruce, «nadie cruza solo, pensaba». La velocidad le robó la esencia, el movimiento se queda estático, un cuadro, un recuerdo… «todos tenemos algún grado de melancolía». Tan tranquilo en su plano, siguió siendo pasado, cambiando como las flores lo hacen; en sincronía con el viento.