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Albergue

 

 
Karol, Mía, Ira, Pira, Shait y Sandra, son los huéspedes del albergue.
 
Karol, es la huésped con mayor tiempo en el albergue. 
 
Actualmente, la propietaria lo pasó al régimen de airbnb.  En un principio la casa familiar fue rentada en su totalidad. 
 
Luego de los estragos ocurridos, hizo que pasara a ser airbnb , alquilando las habitaciones . 
 
Ella vive en un piso, cerca,  en el mismo barrio y para ello  se vale de gente, que se postula de voluntaria, para mantener el orden .La limpieza de las áreas comunes. a cambio de casa y comida. Una limpieza exhaustiva cuando se liberan las habitaciones.
 
A Karol, la llegué a conocer mejor, porque ella tiene la mejor habitación, con todas sus comodidades, para pasar el invierno, aunque nunca entré, solo lo que permitía ver cuando ella salía o entraba.
 
Durante el verano trabajaba en un barco , su hábitat era el río. Es por eso que desde hace cuatro años, vive en el albergue, los inviernos.
 
En esa corta convivencia se establecen lazos fuertes, sobre todo, si se comparte la misma lengua. 
 
Karol pasó a ser la Misteriosa, porque no dice más que, el buenos días y sale del cuarto, porque era su necesidad ir al baño y también hacer uso de la cocina. 
 
Solamente lo hacía una vez por semana, y luego lo freezaba, porque no le gustaba, andar por ahí todos los días. Se preparaba lo que iba a comer, y se lo llevaba en una bandeja a su habitación.
 
Ella era vegetariana, todos utilizaban la misma cocina. Por lo tanto, se escribía con marcador indeleble y se guardaba en la nevera, con el nombre de cada uno.
 
Karol, era de mediana edad, seguramente tiene un trabajo, porque en la tardecita salía, con su lonchera. 
 
El resto del año trabajaba, o sea, los cuatro meses de verano en un barco, llevando pasajeros, por lo que no le llamaba la atención hacer amistades, con cada uno de los huéspedes, que quizás venían, por dos o tres días o más tiempo.
 
Lo que me llamaba más la atención, era su manera de vestir, algunas veces entraba combinada, toda vestida de rosa, incluso la vi con un tul, tipo tutú, como usan las bailarinas.
 
Cuando aparentemente salía a trabajar, lo hacía con tejanos, se abrigaba mucho y dijo que en otra vida le hubiera gustado nacer en el trópico.
 
Su  rostro, mostraba su edad. Llevaba su cabello largo rubio y tenía un piercing en la ceja. Se maquillaba acentuadamente, con delineador negro intenso, me hacía recordar a Gatúbela - 
 
Mía, tomó aquel tiempo  en el albergue como forma alternativa.  Al separarse, de su ex-esposo, también asiático, creo, filipino, por lo que me contó Ira. 
 
Ella, no quería volver a su casa familiar, es decir con los padres, porque ella si bien tenía unos cuantos años  viviendo en el país, tenía su trabajo y coche. Creyó  conveniente pasar aquel tiempo sola. Muchas veces pasaba días sin venir-
 
Ella ocupaba la habitación en frente a la de Karol. De por medio estaba el cuarto de baño y el closet con los artículos de limpieza.
 
Quién le esperaba muy ansiosa, para conversar era Ira, también eran de la misma procedencia, chinas.
 
Así que la comida con la que ella la convidaba, era totalmente muy elaborada, era la única que le podía llegar a dedicarle cinco horas y nos invitaba, con sus exquisiteces. 
 
Alucinaba, cuando la veía, que solo se valía, de sus palillos, para preparar la comida. Dentro de los elementos para cocinar, había  un colador, que Ira me preguntó, cual era su uso. Porque ella todo lo escurría, sacando con sus palillos, que desenfundaba, desde el armario donde tenía sus especies, y otros envases que no logré discernir.
 
Era hija única, y había venido para hacer un stage en una clínica, se trataba, del segundo, que se procuraba ella sola.
 
Me costó entender, manejaba, el inglés tan rápido como el chino, y su acento, tardé en captar lo que hablaba.
 
Cuando se levantaba, tomaba un vaso de leche y volvía a abrigarse para salir a trabajar, tenía una hora o más de recorrido, en tren para llegar, a la clínica.
 
De noche,  era su tiempo de relax, era muy delgada, pero comía, como para diez.  Pausadamente, iba sacando dulce como salado de la nevera.
 
A veces, se sentaba, pero estaba acostumbrada a comer parada, apoyándose en la mesada de la cocina. 
 
No siempre estaba dispuesta a hablar, porque se iba a la sala, con su laptop.
 
Con Ira, compartimos el sótano, eran tres habitaciones , donde había un baño, una cocina que no se usaba, y otra nevera. Además, estaba el lavadero completo y depósito. Y un cuarto, donde están las calderas de la calefacción.
 
Las ventanas, se abrían como banderolas, al ras del piso.
 
Tuve muchas dudas, al hacer el voluntariado, por los comentarios que hicieron sobre la dueña....
 
Sin embargo, me organicé, al poner las cosas claras, desde que llegué. El funcionamiento de los aparatos electrodomésticos, por más que había un montón de productos de limpieza que desconocía.
 
Al entrar, había que sacarse los zapatos y quien no tuviera sleepers, los proporcionaba, no se podía andar por la casa con calzado.
 
Ordené la ropa de cama, acumulada. Había un gran caos, en uno de los cuartos, y tendría que estar en funcionamiento, ante la llegada de otro voluntario.
 
 
Las noches silenciosas, con esa paz de la nieve, con Ira, hablábamos, ahí entendí en qué consistía su trabajo.
 
Ella llenaba datos de los pacientes, el médico, escribía a mano todos los síntomas y ella los ingresaba, es decir hacía la ficha médica, en el programa del ordenador.
 
En muchos países, esto lo realiza el propio médico.... 
 
Aquí tienen un asistente que está para ello....
 
E Ira estaba más que calificada por sus estudios y sobre todo inspiraba confianza, como una persona muy organizada y disciplinada para su corta edad.
 
(Continuará)
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