*Las mujeres inventamos los besos*
Nosotras, las que nutren con la boca,
las que dan vida en rito silencioso,
inventamos el beso, luminoso,
cuando el amor aún no tenía roca.
Fue antes del lenguaje y del reposo,
cuando el calor se daba sin la toca,
cuando la piel hablaba y se convoca
al hijo, al dios, al fuego más hermoso.
No fue por petición, ni fue por grito,
fue por sembrar el alma en otra boca,
por dar el pan sin mármol ni granito.
Y así nació el amor–la musa evoca–,
un gesto maternal, sagrado, escrito
en labios que alimentan sin sofoca.
Annabeth Aparicio de León
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