A la vieja Celestina
Bruja de camas, madre de querellas,
teje con hilo negro las pasiones,
cose doncellas, rompe corazones,
y vende el alba a precio de centellas.
Tus manos son mercado de doncellas,
y en tu rosario rezan tentaciones;
haces del vino caldo de ilusiones,
y de las lágrimas, perlas tan bellas.
Tu oficio vil es parto de la astucia,
que en nombre de Cupido hace injusticia,
y en trueque de oro trueca la hermosura.
Mas sabe el mundo, vieja, tu malicia:
que tu memoria hedienta y tu figura
serán reliquia infame de la lujuria.