Aquí estoy, sin parpadear,
solo quiero sentir el corazón.
Me contaron que Dios existe,
me hablaron de su palabra,
que su Hijo hace milagros:
dicen que da vista al ciego.
Lloré al ver cómo lo torturaron,
latigazos que arrancaban carne.
Sentí los clavos en mis manos.
Le indagué:
—¿Qué quieres de mí?—
Me respondió:
—Solo quiero ayudarte—.
Le pregunté:
—¿Por qué?—
Con voz de amor dijo:
—Porque así soy yo—.