Ya sabía de ti antes de conocerte, te conocía sin hacerlo, porque estabas en todo presente.
En las flores, en mi camisa, en mi pañuelo, detrás de la luna y debajo de mi sombrero.
Te llevaba en los bolsillos y en mis sueños, te hablaba por horas sin saberlo y te escribía todos mis versos.
Tenías un rostro, una voz, un perfume y una mirada de besos, te faltaba solo el nombre y mi recuerdo.
Y ahora que te conozco, más te quiero, porque lo encierras todo y todo lo das, como la clara luz del último lucero.
Ya sabía de ti porque eras un sueño, de noche y estrellas, de lunas y cielos, donde todo era mío y nada era ajeno.