En tus manos cansadas encuentro abrigo,
historias guardadas que caminan conmigo,
cada consejo tuyo es un tesoro,
cada palabra, un recuerdo de oro.
Tus ojos reflejan caminos andados,
batallas, sueños y años pasados,
pero en tu sonrisa aún vive el niño
que me enseña a andar mi propio camino.
Eres raíz que sostiene mi suelo,
eres faro que alumbra mi vuelo,
y aunque el tiempo marque su paso,
siempre serás mi refugio, mi abrazo.
Gracias abuelo, gracias abuela querida,
por darme paciencia, ternura y vida,
yo soy tu espejo, tu continuación,
llevo en mi sangre tu mismo corazón.