Lo malo del amor cuando te deja
es la tristeza en los rincones de la casa,
la imagen escapando del espejo,
la voz que no resuena en la morada.
Lo triste del amor cuando se escapa
es la esencia de perfume en los pasillos,
la mirada interrogante del retrato,
los zapatos inertes a la orilla de la cama.
En un cajón la pijama abandonada,
su silueta en el sillón viendo la tele,
tu mano acariciando lo que duele
en el blanco vacio de la almohada.
Lo malo del amor cuando se auscenta
es el silencio que invade la bañera,
la carencia de sonidos a lo lejos
de pisadas que ya no suben escaleras.
Lo malo de la ausencia es ella misma invadiendo tu espacio, tu aposento,
hablandote al oido todo el tiempo
sin importar la crueldad de lo que diga.
Lo peor de partir es hacer daño,
cambiar lo que fué por un jamás.
Contigo partió y no volverá
quien te amó. Quedó solo un extraño.
Lo bello del después es lo que queda
su sombra persiguiendo tu persona,
su esencia penetrando tu memoria,
el recuerdo que no mata ni abandona.
La añoranza que te cala hasta los huesos,
la presencia permanente de su aroma,
el sonido de su risa que a lo lejos
te recuerda su amor y a su persona.
Lo bueno de la ausencia es el valor
que aprendes a dar a los momentos,
al segundo que pasó frente a tus ojos
y jamás regresará, ya es un recuerdo.
Lo triste de extrañar es esa ausencia
de tu mente en el tiempo en el que vives.
Dejar tu alma siempre en lo que escribes
y que no leerá, ya no hay presencia.
Lo atroz del adios son los escombros
de días compartiendo todo y nada,
la esperanza alejandose despacio
sin volver jamás atrás, ni la mirada.
01 julio 2025