Vete tranquila, tu ayer se disuelve,
no queda huella de tu farsa torcida,
y el tiempo pasa o el rencor lo resuelve.
La fe me renace de la caída.
Llevas tu máscara como corona.
Creí tu farsa cuando ardía el día,
pero tu sombra ya no me aprisiona,
soy claroscuro que al sol desafía.
Me diste espinas fingiendo ternura.
Tenías frío en tu boca vacía,
pero la vida florece en la altura
donde el desprecio jamás desafía.
Hoy te despido sin odio en la frente,
sin veneno que tu lengua vertía,
ya soy relámpago, ya soy torrente,
y no me alcanza tu pena baldía.
Que tu camino se pierda en la bruma,
que tus cadenas no pesen mi vida,
yo sigo libre cantando a la luna:
vete tranquila, el desprecio se olvida.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025