Te miro, y aunque a veces el silencio nos tiembla,
hay un lazo invisible que me sigue atando a ti.
No importa cuántas veces tropiece el camino,
siempre termino buscándote en medio de la multitud.
Prometí no soltar tu mano,
aunque el miedo me diga lo contrario,
aunque el dolor susurre que es más fácil huir.
Porque contigo aprendí que amar no es simple,
es quedarse incluso cuando duele,
es creer en lo que somos más allá de la tormenta.
Sé que mis palabras no siempre bastan,
que mis errores pesan más de lo que quisiera,
pero dentro de mí habita un futuro:
tú y yo, riendo en una casa llena de sueños,
bebés con tu mirada, mi voz arrullando la vida,
y el eco de tu risa llenando cada rincón.
Prometo no cansarme de imaginar ese mañana,
prometo no dejar que la distancia
nos convierta en desconocidos,
prometo seguir escribiendo tu nombre
en cada oración se pronuncie en mi mente.
Porque lo que siento por ti
no cambia,
no se rompe,
y no se olvida.