Nkonek Almanorri

ARGENTINA: ESCRITORES Y GUARDADORES DE LA MEMORIA.

En la medida en que una persona

Escriba algo con cierto valor

Literario o político será desde

Ese mismo momento y siempre

Producto de su yo más lúcido;

Ese yo que ya y desde ese

Mismo instante está siendo

Vigilado en esta sociedad

Del control.

 

Cuando la Guerra de las Malvinas yo estaba de paso en Barcelona y recuerdo aquella tarde de verano, calurosa y húmeda, en que todas las cadenas de televisión daban la noticia de que un barco de guerra inglés había sido alcanzado por la aviación argentina, ¿o fue desde tierra? – y creo recordar que hundido con las consiguientes pérdidas de vidas humanas -. Recuerdo también la expresión de rabia, odio e indignación de muchos turistas británicos que en las terrazas de los bares expresaban mientras se emborrachaban con cervezas. Normal. Normal porque esa es una de las facetas de todas las conductas humanas bajo los efectos de cualquier guerra: enseñar a odiar antes que saber porqué odiar. Después vinieron tantas y tantas cosas a niveles de los distintos gobiernos que de saberse antes puede que aquella guerra – cruel como todas – quizás la hubieran tenido que haber hecho los políticos porque la sociedad dudo de que la siguiera secundando.

 

Lo que sí es el caso es un tema que leí recientemente acerca de las declaraciones de un “extranjero” que hasta el país latinoamericano se acercó para hablar de literatura, de libros y de escritura de últimas generaciones y de lo cual, éste que les escribe, se quedó con algunos detalles. Dijo el personajes, después de un brindis (al sol me supongo) que si “ Argentina no existiera habrá que inventarla”, frase ésta ya más que gastada pero que parece que aún aporta efectos secundarios. Lo dijo sorprendido él por el auge de las letras en la nueva literatura  argentina y la calidad de sus escritores. Como no podía ser de otra manera, y por aquellos del ego, a los allí presentes no les quedó más que agradecer tales palabras aunque fuera por cumplir. Uno que a veces es observador hasta el absurdo pensé, después de leer esto, que precisamente porque la Argentina existe – y existe tal como la vemos o nos la hacen ver, caótica en unos extremos e inmensa en otros -, la historia de ese país se reescribe, se inventa y se rehace a cada instante y quienes lo hacen son gente que se mueven, que están vivas y que no son nada conformen con lo que les dan, ofrecen e imponen; y aquí ya entro en el campo de donde quería llegar: En Argentina se está dando auge a una nueva-vieja forma de hacer literatura, de escribir y de denunciar qué es lo que hace y ha hecho que ese país haya sobrellevado con dignidad aquello que ocurrió y que nunca debió suceder, me refiero, claro, a lo de las Malvinas.

 

Uno de estos jóvenes escritores que se ha tomado en serio el intentar, yo no digo que cambiar, sino de hacer no olvidar la manera de ser y de pensar de una sociedad aplastada y sometida por los desafueros de sus políticos ya fueran éstos militares o no, es Leopoldo Brizuela el cual ha trabajado, en su novela “Una misma noche” (historia naturalmente situada en el tiempo de la dictadura, de aquella dictadura que provocó dicha guerra) sobre el dolor de una sociedad representado en un individuo en un cierto medio social donde las claves de ese mismo dolor entraña la manera de liberarse por medio del arte o de la política. Aún hoy, y pese a los cambios que siempre el tiempo ofrece, cambios políticos o sociales, Argentina arrastra esa “memoria” de la cual le cuesta alejarse, no porque lo desee, y lo consiga, sino porque como he dicho, afortunadamente es un Pueblo con gente, escritores, artistas y otros, que no están dispuestos a que la memoria muera y no descanse en paz, como debiera, sino en el olvido como es que ocurre en otros países, lejanos, que así lo prefieren.

 

Hoy , en Argentina, la historia de ese ayer aún pendiente del todo de denunciar pública y abiertamente, se denuncia desde el presente, desde las secuelas y las heridas aún abiertas y no cicatrizadas que ha dejado en aquellos los excombatientes y de mayor manera en el conjunto de la sociedad toda.

 

Escrito en el verano del 82, Barcelona.