Aleranra

Musa y capitán

Existe en mí una lucha
entre el silencio nocturnal y las palabras,
que una a una se van cosiendo solas.
Es la noche el testigo de mi catástrofe lingüística;
el amor, mi mayor verdugo.

Líneas sin treguas,
olas que se baten en altamar,
entre amor y tragedia,
entre sal y tertulias,
el desamor de las sirenas.

Errante en el mundo voy,
sin amarres ni timones,
entregando mis versos dolidos,
las lágrimas al gato callejero,
telón de teatro para mi obra sin fin.

Golpe de desamor directo al corazón:
eso me provoca tu vanidad,
tu egocentrismo en esa tu conciencia azul.
Víctima de las palabras,
como arremete el verso contra mi vida.

Terrible soledad de muerte sombría,
maldito corazón que se alimenta de migajas.
Vaya desgracia haberme enamorado,
otra vez me equivoqué,
nuevamente pago con creces
el haberme hundido en una boca.

Quiero gritar que no importas,
pero ¿cómo negarlo o refutarlo,
si en mi poema mal logrado
te hiciste musa y luego capitán?