Una tal Luna

SiƩntete orgulloso, viejo

Y, por que no me miras a los ojos?

que ha pasado con tu fuego ardiente y tu coraje?

lo sé, ha llegado el momento de bajar la guardia,

de guardar en el baúl de la fragilidad todos tus enojos.

 

Lo sé por que te noto débil, cansado y encorvado,

cargando en la espalda el peso de tus acciones, 

acumuladas en sacos de cada año de tu vida,

viejo, no soy tu verdugo, yo no te he juzgado.

 

Ha sido el señor tiempo, quien te ha puesto

ese peso que, en la espalda vienes cargando,

viejo, yo siempre te he admirado,

aunque tu amor incomprendido me halla lastimado.

 

No me culpes viejo, de no encontrar en mí, apapacho,

a esa escuela no me mandaste, ese libro nunca lo leí,

nunca supe como se sentía, ni como se ve,

y si bien, encontré cariño, jamás lo identifiqué.

 

Viejo, no sufras al mirarme, enorgullécete de mí,

pues ahora soy tu espejo, soy aquella que no llora,

soy quien dice no sentir,

siéntete orgulloso viejo, soy igualita a ti.