Viví los amores, amores del alma,
y supe de besos, de cálidos besos;
de aquellos que traen la luz del ensueño
y llenan la vida de dulce esperanza.
Sentí los efluvios de suaves fragancias
de mórbidos cuerpos que llevan el fuego;
el fuego que enciende total desenfreno
y tiene de Venus lujuria que abraza.
Libé dulces mieles, en bocas de grana,
con esos delirios que inspiran deseos;
deseos que fluyen las grandes cascadas
de locas pasiones, bordadas de anhelos;
anhelos que ofrecen las horas mas plácidas
con esos instintos de sátiro griego.
Autor: Aníbal Rodríguez.