Aprecio una mar triste,
pero tiene una perla que mi aliento recoge,
de la luna, que en el agua duerme,
en esta noche proclive...
Pero nada de lo que existe,
retendrá a mi corazón que ya en el mar se hunde,
amor que a la perla se ofrece...
¡Ay, si la belleza no fuera la misma muerte!