Cuando todo parece derrumbarse
y las voces ajenas te dicen
que no podrás,
mira dentro de ti…
ahí está la respuesta.
Porque no se trata de que el mundo crea,
se trata de que vos creas,
de que sostengas tu propia llama
cuando todos intenten soplarla.
Los demás verán límites,
vos tenés que ver posibilidades.
Los demás dirán “es imposible”,
vos tenés que susurrarte “lo lograré”.
No importa cuántas veces caigas,
lo importante es cómo te levantas.
Cada herida que cargas
es la prueba de que sobreviviste,
y cada cicatriz
es un mapa hacia tu fortaleza.
Cree en ti
cuando nadie más lo haga,
cuando la noche sea oscura
y la soledad pese más que el silencio,
cuando parezca que el camino
no lleva a ningún lado.
Recuerda que incluso el sol
comienza siendo una chispa
en medio del vacío,
y aun así, brilla.
Si el mundo te cierra puertas,
construí tus propias ventanas.
Si el miedo te susurra al oído,
grítale con tus actos.
Si las dudas quieren atarte,
recordá que naciste con alas.
Y cuando mires atrás,
te darás cuenta de algo hermoso:
nunca estuviste solo.
Siempre te tuviste a vos,
a tu fe, a tu fuerza,
a tu fuego.
Ese fuego que nadie más ve…
pero que un día,
cuando logres lo que soñaste,
iluminará a todos los que
un día no creyeron en vos.