El crepúsculo llanto y
            la hora candente... 
Se apaga sobre el atardecer
           de fuego y cenizas. 
El último trinar del pájaro 
 en la Tierra, rotación de interfaces 
 y la memoria cíclica de historia. 
La llaga perpetua de la tempestad 
 ausente y la nada, junto a su causal 
 amante esperando desdichada muerte. 
La luz del nuevo día con esperanzas,  
            ya disecadas... 
El crepúsculo llanto y 
            la hora incandescente... 
Las miradas involucradas en la
 noche que se pierden, se tuercen,
 se alejan, revientan, se dan a 
 conocer como una copa resquebrajada 
              de humanidad...Observo. 
El crepúsculo llanto y
                   la hora caliente... 
Junto al silencio asesino, en bruto, 
 de la vida con su cónyuge la muerte 
 mata los sueños y escandaliza sobre 
 el panorama abstracto de la recelosa 
 historia...
                     y sus mortales maridos. 
El crepúsculo llanto y
                  la hora doliente... 
Sobre la fuente eterna de 
 nuestras razones, corazones; 
de la libertad y su crío: 
                             El humano. 
El crepúsculo llanto y
                  la hora corriente...
 
Hernán J. Moreyra