Quiero que me enseñes a amar,
porque no lo sé.
Solo conozco el hambre,
la desesperación de abrazar demasiado fuerte
por miedo a perder.
Quiero que me muestres
cómo se sostiene la ternura
sin que tiemble en mis manos,
cómo se besa sin pedir perdón,
cómo se entrega sin miedo a ser desechado.
Quiero que me enseñes a amar
como quien respira,
sin calcular, sin suplicar,
sin arrastrar cicatrices
como cadenas en la espalda.
Porque yo solo sé arder,
y a veces arder no basta.