Entre tú y yo hay un puente de cristal,
que se rompió hoy con esta noticia letal.
Tal vez no hay culpa más grande que romper un corazón,
pero hoy, entre lágrimas, no entiendo mi razón.
Tú, que fuiste alguna vez mi poema favorito,
ahora eres la página que no he de haber escrito.
Y aunque intente hallarte en cada amanecer,
solo encuentro cenizas donde solía haber fe.
Hoy me despido en silencio, con dolor contenido,
pues amar y perder también es haber vivido.
Tu nombre se borra en la orilla del viento,
dejando en mi alma un eterno lamento.
Ya no hay regreso, el puente cayó,
queda el vacío de lo que se perdió.
En la sombra de un adiós sin consuelo,
se apaga despacio lo que fue mi cielo.