Nkonek Almanorri

LOS OTROS DÍAS.

 

 

 No lo sabíamos ¡¡ Claro que no lo sabíamos ¡!.

En aquellos años éstos eran prestados,

Éramos niños a tiempo completo y la llegada

Del atardecer marcaba los límites de

Un tiempo que se consumía.

 

Eran los otros días.

Eran los tiempos de un tiempo que quedaba atrás,

Como escondiéndose y así nos robaba la

Vida y la inocencia, toda y en silencio

A la par de que nos preparaba para la

Otra vida: la que iba a ser impuesta,

La nunca nuestra.

 

Eran los otros días.

 

Y no lo sabíamos entonces: la vida fue vida

En aquellos otros años en que nuestros

Ojos fueron traidores a la vida

Misma, a la que luego iba a ser

Guía y escudo:

Era la vida que acababa cada

Tarde al final del día.

 

Eran los otros días.

 

Este poema fue escrito por mí y publicado en 2011,  fue tras un encuentro y una conversación de dos días con un anciano de 102 años y que teníamos un origen de nacimiento común, yo tenía 55 años. Lo que me contó de un tiempo antes de nacer yo coincidía aún cuando yo tenía nueve años y que es de cuando recuerdo lo que aquí cuento: Hablo de los miedos de una época, de cómo en aquellos años el tiempo no era nuestro sino de quiénes decidían cómo y cuanto tiempo seguiríamos viviendo por esta razón, digo, la llegada del atardecer marcaba, en cierto modo, el límite de un tiempo que se consumía. Para mí el haber empezado a leer en serio, con dedicación cuasi por exigencia emocional a los ocho años y a escribir antes de los 17 me ha forzado a saber interpretar cada momento de mi vida y guardar los hechos más importantes en lo que yo siempre he llamado “la Memoria de Papel”, la mía.