Luciana Trejo

Eucaristía de deseo

‎Haría de mi sangre tu vino, de mi carne tu pan.

‎De mis gemidos, sacramentos; los suspiros robados se volverían un “amén” eterno.

‎Mi cuerpo sería catedral de tu libido, y mis plegarias, promesas nacidas del fruto de mis deseos.

‎Oh amado, ruego porque hundas tus dedos en el agua santificada.

‎Benditos sean tus labios, bautizado sea tu cuerpo, y entregado quedes a tu templo.

‎Que tus pecados sean grabados en el testamento de mi cuerpo.