Veo el horizonte tan perfecto, los árboles y sus ramas en plenitud de primavera. Observo su ilustración real, no imagino cuando llena mis pensamientos de sus encantos. Siento el tacto tan conmovedor, suave canto del ruiseñor. Grietas del barro al sol, caminos sin fronteras buscando libertad. Cuantas guerras y conquistas, tierra desgastada en crueldad, ojos de niños buscando a su mamá, palomas en el aire símbolo de paz. Vierten ríos de amor, otros simplemente nadan en contra de su corriente. Soy el corazón latiente de la soberbia disfrazada, hablaré con ánimo y lágrimas en letras desangradas. Luces de almas que te arrancan la soledad, vidas que cambiarán nuestro rumbo, ojos que con su encanto alegrarán, quedará un sorbo potencial en la meta final de este mundo, que por inocencia y amabilidad orbitarán nuestros motivos, infinito alivio que transforma la agonía en manantial, son los dogmas de la reciprocidad, el ancla firme de la amistad.